viernes, 16 de agosto de 2019

Francisco de Quevedo, "El buscón" [1626]


'Haz como vieres dice el refrán, y dice bien. De puro considerar en él, vine a resolverme de ser bellaco con los bellacos, y más, si pudiere, que todos. No sé si salí con ello, pero yo aseguro a v. m. que hice todas las diligencias posibles."

"La historia de la vida del Buscón, llamado don Pablos, exemplo de vagamundos, y espejo de tacaños" de Francisco de Quevedo, cuya primera edición data de allá por el año 1626, otro clásico de la picaresca patria que expone, con elitista descaro, el fracaso de la expectativa de ascenso social de quienes nacen en vil condición. A través de una sarta de situaciones ridículas, pasa revista, con cierta crueldad, con divertida y despectiva mirada, a una brigada de tipos extravagantes o marginados: en eras tempranas era ya costumbre mofarse de quienes se consideraba de baja clase. Que un villano pretenda trepar a hidalgo, que un mal poeta escriba versos, que falsos soldados se valgan del prestigio de la milicia o que ministros de la justicia se consideren rectos ejecutores de la ley, que un monje glotón luzca como ermitaño o que un esgrimidor se considere diestro por haber leído el libro regio del manejo de la espada...

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