miércoles, 15 de mayo de 2019

Emmanuel Rodríguez López, "La política en el ocaso de la clase media. El ciclo 15M-Podemos" [2016]

'No nos representan', 'lo llaman democracia y no lo es', 'no somos mercancías en manos de políticos y banqueros'. El 15M supuso la irrupción de una vasta marea de protesta y movilización, una central manifestación del declive de las clases medias, sustento del Régimen del '78: de la ocupación de las principales plazas de las ciudades españolas a la proliferación de asambleas de barrio, de la eclosión de multitud de conflictos relacionados con la vivienda (el protagonismo de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca) a las luchas masivas contra los recortes en sanidad y educación (las Mareas). Fue el periodo de la generalización de las manifestaciones para denunciar la corrupción sistémica, la multiplicación de las concentraciones para frenar desahucios o las convocatorias para rodear el Congreso, los episodios de centralidad comunitaria (barrio Gamonal, Can Vies), las marchas multitudinarias por la dignidad. Fue la fase movimiento.

"El agotamiento de la capacidad de propuesta y de la creatividad de los primeros tiempos mostraba no sólo el cansancio físico de más de dos años de movilización, sino también una creciente impotencia para encontrar una vía política propia. El vacío relativo se estaba llenando de rituales, de repeticiones, incluso de una evidente tendencia a la 'izquierdización', que se puede interpretar en un sentido no necesariamente positivo. Quizás el 'techo de cristal' no era sólo el del 15M, sino la demostración de los límites de formas de movilización y de 'hacer política', que arrancaban de mucho antes de 2011. El problema del poder no tardaría en volverse a plantear, esta vez, por medio del ensayo de una vía mucho más tradicional y ajustada a los medios de integración de la democracia representativa, la vía electoral."


'Convertir la indignación en cambio político', 'convertir la mayoría social en mayoría política', 'recuperar las instituciones para la ciudadanía',  'hemos venido a patear el tablero'. Del manifiesto 'Mover Ficha' a las elecciones de mayo del 2015, en las que Podemos consiguió un resultado sobresaliente. Los círculos, la asamblea constituyente del partido, 'el instrumento de la gente': Vistalegre. El 'comando mediático' al 'asalto institucional'. La nueva organización del partido: dirección uniforme, estructuración rígida, modalidad de validación plebiscitaria, desplazamiento de los círculos en beneficio de los órganos directivos o de los cargos electos; la máquina de guerra electoral daba completa prioridad a la batalla comunicativa. El crecimiento rápido y la erosión rápida. La irrupción de Ciudadanos, los casos mediáticos que enfangaban la reputación de los integrantes del equipo de comunicación. La vía municipalista revitalizó el proyecto institucional posterior al 15M, con el hiperliderazgo de Carmena y Colau y su suave pretensión de 'gobernar para todos'. El 'gobernismo' de las candidaturas municipalistas, el 'estatismo' de podemos. Fue la fase institucional.

"Por elegir un término, hablamos aquí de las 'persistentes potencias del 15M'. Es preferible el concepto 'potencias', y no malestares, en tanto el ciclo ha venido marcado por una serie de experimentos positivos: movimientos, movilizaciones, partidos. Estas potencias son, no obstante, una incógnita política. Constituyen el elemento más fascinante de la nueva época. El movimiento de las plazas produjo una politización de masas, conectó una corriente eléctrica de alto voltaje a tramas humanas previamente receptivas a conducir 'mensajes políticos'. No obstante, el motor del ciclo ha permanecido como un gigantesco interrogante. Conocemos, sin duda, algunos elementos de su mecánica. Hemos sabido que el 15M produjo un contagio y una simpatía 'transversales' debido a elementos de clase determinados: la quiebra de la promesa de nivelación social contenida en la sociedad de clases medias y la politización de las generaciones más jóvenes de la 'mesocracia' condenada a la precariedad. Alcanzamos también a intuir que el 15M se solapó, y al mismo tiempo suprimió, posibles 'soluciones' políticas a los malestares de la crisis en forma de guerra entre pobres: como los populismos racistas dirigidos contra los migrantes que predominan en buena parte de Europa o la reinvención de una derecha del 'hombre común', proyección política y cultural de las clases medias en crisis, al modo que, ya tarde, probó Ciudadanos. Sin embargo, sabemos poco o nada acerca de cómo se articula socialmente la 'indignación', más allá de la representación y de las practicas de los nuevos partidos, esto es, más allá de un cuerpo político reducido a un discurso ciudadanista hecho de transparencia, antiausteridad y cierto 'comunalismo' ligado a la defensa de los derechos sociales."

(Emmanuel Rodríguez López, "La política en el ocaso de la clase media. El ciclo 15M-Podemos", 2016.)

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