miércoles, 29 de mayo de 2019

Fray Luis de León, "Cantar de cantares de Salomón" [1561]

Suele acordarse que a Fray Luis de León lo encerraron en prisión por las rencillas y los rencores latentes entre las órdenes religiosas que operaban en Salamanca, que azuzaron la denuncia a la Inquisición por una preferencia entonces polémica: consideraba preferible el texto hebreo del Antiguo Testamento a la versión latina, la "Vulgata", adoptada por el Concilio de Trento. Conflictiva era también la traducción y el comentario, de literalidad profana, al "Cantar de los cantares", que había realizado, en 1561, atendiendo a los requerimientos de una monja amiga suya, Isabel de Osorio, que desconocía el latín. El Concilio de Trento había prohibido la traducción de la Biblia a las lenguas vulgares, y la consideración literal del poema, obviando la interpretación alegórica, era sempiterno motivo de discusión canónica. No sé si los pliegos se difundieron por indiscreción, ni si fue determinante en la condena, seguro es que no ayudó, como obvio que no ayudó su ascendencia judía. Cuatro años le tuvo la Inquisición en prisión preventiva en Valladolid, de 1572 a 1576. Que el "Cantar de los cantares" es un poema erótico precioso, un bello tratado del amor humano, lo refrenda Fray Luis con esta exégesis profana, la celebración carnal, el atrevimiento sensorial, la sensibilidad corporal. Quién sabe, quizá San Juan de la Cruz leyó estos comentarios.


"Pues entre las otras obras y tratados divinos, uno es la 'Canción' suavísima que Salomón, profeta y rey, compuso, en la cual, debajo de una égloga pastoril más que en ninguna otra escritura, se muestra Dios herido de nuestros amores con todas aquellas pasiones y sentimientos que este afecto suele y puede hacer en los corazones humanos más blandos y más tiernos: ruega y llora, y pide celos; vase como desesperado, y vuelve luego, y variando entre esperanza y temor, alegría y tristeza, ya canta de contento, ya publica sus quejas, haciendo testigos a los montes y a los árboles de ellos, a los animales y a las fuentes, de la pena grande que padece. Aquí se ven pintados al vivo los amorosos fuegos de los demás amantes, los encendidos deseos, los perpetuos cuidados, las recias congojas que el ausencia y el temor en ellos causan, juntamente en los celos y sospechas que entre ellos se mueven. Aquí se oye el sonido de los ardientes suspiros, mensajeros del corazón, y de las amorosas quejas y dulces razonamientos, que unas veces van vestidos de esperanza, otras de temor, otras de tristeza o alegría; y, en breve, todos aquellos sentimientos que los apasionados amantes probar suelen, aquí se ven tanto más agudos y delicados, cuanto más vivo y acendrado es el divino amor que el mundano, y dichos con el mayor primor de palabras, blandura de requiebros, extrañeza de bellas comparaciones que jamás se escribió ni oyó."

(Fray Luis de León, "Cantar de cantares de Salomón", 1561.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario