viernes, 31 de mayo de 2019

Jorge Sanjinés, "La nación clandestina" [1989]


El tema de esta célebre cinta del cineasta Jorge Sanjinés se plantea claro: el problema sobre la posición del mundo andino en la construcción de una 'nación orgánica' boliviana. En una conferencia a mitad de los años noventa el propio Sanjinés declaraba,
'A nosotros nos ha preocupado mucho indagar con el cine en los trasfondos del alma popular de nuestro pueblo. Incluso cuando hicimos películas de denuncia, de enfrentamiento total con el sistema dominante, procuramos acercarnos a lo que llamamos los 'ritmos internos' del país. Construimos un lenguaje basado en una manera propia de componer la realidad y de organizarla que tiene nuestro mundo andino, porque estamos seguros que si nuestra sociedad va a constituir algún día una nación orgánica, lo hará a partir de una asimilación y desarrollo de su esencia andina, de su identidad andina, incorporando por cierto todo lo positivo que nos ofrece la modernidad'.
"La nación clandestina" narra la conflictiva historia de Sebastián Mamani, un aymara que abandona su comunidad para vivir en La Paz, ciudad idealmente mestiza en sus hábitos atravesada por el racismo, en que, abocado a la marginalidad, intenta camuflar su origen indígena. Su amarga experiencia urbana le hace regresar al pueblo Willkani del que procede, y en el que es elegido 'jikata', una jefatura política que ostenta corruptamente olvidando a su comunidad, estableciendo negocios turbios de los que él es máximo beneficiario. El castigo por la pésima conducción como regente es el destierro, y otra vez en el entorno hostil de la ciudad, hastiado de su desarraigo, atravesado por una inoperante nulidad, decide retornar a su poblado para reafirmar su identidad aymara ejecutando el ritual 'Jacha Tata Danzante', una antigua danza de expiación del mal que se baila hasta la muerte.

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