miércoles, 7 de agosto de 2019

Fernando de Rojas, "Tragicomedia de Calisto y Melibea" [1499]

"La tragicomedia de Calisto y Melibea", escrita por Fernando de Rojas, publicada en 1499: ¿manual de enseñanza para que los amantes prisioneros de la cautividad del amor huyan de su prisión?, ¿exposición de los desastres a que tienen que enfrentarse quienes sucumben al deseo?, ¿parodia del amor cortés?, obra que tras su caparazón retórico inspirado en la novela sentimental encubre una cruda sexualidad. El amor, como escribía Petrarca, que 'es un fuego escondido, una agradable llaga, un sabroso veneno, una dulce amargura, una delectable dolencia, un alegre tormento, una dulce y fiera herida, una blanda muerte': ¿la mayor delicia y el mayor tormento?.
No hay sino nacer y morir como bestias. La naturaleza y sus leyes ciegas nos reducen a mera mercancía desechable. ¿Es la vida humana un elemento exterior a las leyes del mercado o únicamente un producto más, comerciable y vendible, del frío entramado económico?. Las únicas leyes imperantes en la sociedad son las de la soberanía del goce sexual y el poder del dinero.


"¡Oh vida de congojas llena, de miserias acompañada! ¡Oh mundo, mundo! Muchos mucho de ti dijeron, muchos en tus cualidades metieron la mano, a diversas cosas por oídas te compararon. Yo por triste experiencia lo contaré como a quien las ventas y compras de tu engañosa feria no prósperamente sucedieron, como aquel que mucho ha hasta ahora callado tus falsas propiedades por no encender con odio tu ira, por que no me secases sin tiempo esta flor, que este día echaste de tu poder. Pues ahora, sin temor, como quien no tiene qué perder, como aquel a quien tu compañía es ya enojosa, como caminante pobre que, sin temor de los crueles salteadores, va cantando en alta voz. Yo pensaba en mi más tierna edad que eras y eran tus hechos regidos por alguna orden. Ahora, visto el pro y la contra de tus bienandanzas, me pareces un laberinto de errores, un desierto espantable, una morada de fieras, juego de hombres que andan en corro, laguna llena de cieno, región llena de espinas, monte alto, campo pedregoso, prado lleno de serpientes, huerto florido y sin fruto, fuente de cuidados, río de lágrimas, mar de miserias, trabajo sin provecho, dulce ponzoña, vana esperanza, falsa alegría, verdadero dolor. Cébasnos, mundo falso, con el manjar de tus deleites; al mejor sabor nos descubres el anzuelo; no lo podemos huir, que nos tiene ya cazadas las voluntades. Prometes mucho, nada no cumples; échasnos de ti por que no te podamos pedir que mantengas tus vanos prometimientos. Corremos por los prados de tus viciosos vicios, muy descuidados, a rienda suelta; descúbresnos la celada cuando ya no hay lugar de volver. Muchos te dejaron con temor de tu arrebatado dejar; bienaventurados se llamarán cuando vean el galardón que a este triste viejo has dado en pago de tan largo servicio. Quiébrasnos el ojo y úntasnos con consuelo el casco."

(Fernando de Rojas, "La Celestina", 1499.)

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