La historia de Bousso Dramé, que reseña Feline Sarr en su libro "Afrotopía", rezuma dignidad. Busso Dramé, tras ganar el concurso de ortografía organizado por el Institut Français de Dakar, se negó a aceptar el visado que le había otorgado el Consulado para viajar a la antigua metrópoli, alegando el pésimo trato recibido por los funcionarios franceses. Así lo explicaba ella misma en su comunicado, 'durante las numerosas interacciones, por una parte con ciertos miembros del personal del Institut Français y, por otra parte, con algunos agentes del Consulado de Francia, he tenido que enfrentarme a actitudes y comentarios condescendientes, insidiosos, socarrones y vejatorios. No una vez, ni dos, sino muchas. He intentado, verdaderamente, ignorar estas actitudes, pero el trato execrable que he recibido en el Consulado Francés (el mismo que recibe la mayoría de senegaleses que piden un visado) ha sido la gota que ha colmado el vaso, un vaso que, por otro lado, ya estaba lleno hasta el borde'. Para alguien acostumbrado a ver las imágenes que dispensan los medios de difusión de información masivos europeos, la negativa de Busso Dramé a viajar a suelo occidental supone un impacto que evidencia el auge de un orgullo africano hastiado de las vejaciones de los funcionarios fronterizos continentales .
"El 20 de junio de 2013, una joven senegalesa treinteañera nombre Bousso Dramé, después de haber obtenido su visado para Francia, lo rechazó explicando sus razones en un correo enviado al embajador de Francia. Estas se fundaban principalmente en el nulo respeto que a su juicio le dispensaron los funcionarios de la embajada de Francia que la recibieron. Este acontecimiento tuvo una gran repercusión; fue ampliamente comentado en la prensa nacional e incluso en la continental, y tuvo mucho eco en las redes sociales durante un tiempo. Una joven africana que dice, 'no gracias, no voy a su país porque exijo respeto en el modo que me invitan' era cuanto menos infrecuente. ¿Signo de los tiempos? ¿Desmitificación de El Dorado occidental? ¿Exigencia de respeto de una juventud que ya no acepta los coletazos de la relación colonial? Esta imagen proyectada contrasta con la de los emigrantes clandestinos que arriesgan sus vidas en ataúdes flotantes y que desgraciadamente han transformado el Mediterráneo en cementerio de migrantes africanos. Fueron muchos los que, a partir del caso de Dramé, testimoniaron los tratamientos humillantes que les habían sido infligidos en la embajada de Francia cuando cursaban su solicitud de visado: hechos banales y por todos conocidos. Este correo obligó al embajador de Francia a responder, a justificarse, y se apreció una mejora en el recibimiento de los solicitantes de visado, probablemente como consecuencia de consignas internas. Algunos adujeron que Bousso Dramé, instruida en las mejores universidades del mundo, disponía de los medios intelectuales para su revolución. Lo significativo de este acontecimiento es la actitud que muestra un sector de la juventud africana. Educada por sus culturas y formada en los saberes modernos al igual que en todo el mundo, sin complejo alguno, exige que se le respete y no quiere seguir inscribiéndose en la relación patológica de sus antepasados con el antiguo colono."
(Felwine Sarr, "Afrotopía", 2016.)
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