miércoles, 6 de febrero de 2019

Kief Davidson y Richard Ladkani, "La mina del diablo" [2005]

"El descubrimiento de los yacimientos de oro y plata de América, la cruzada de exterminio, esclavización y sepultamiento en las minas de la población aborigen, el comienzo de la conquista y el saqueo de las Indias Orientales, la conversión del continente africano en cazadero de esclavos negros: son todos hechos que señalan los albores de la era de producción capitalista. Estos procesos idílicos representan otros tantos factores fundamentales en el movimiento de la acumulación originaria."

(Karl Marx, primer volumen de "El capital", 1867.)

Los vestigios del saqueo de la plata del Cerro Rico de Potosí. 'La montaña que come hombres', como la llaman los indígenas. Allí abajo, en los socavones, los mineros ofrendan viandas a Tío, un satanás para los católicos, el demiurgo que domina los infernales subterráneos.


"Dicen que las herraduras de los caballos eran de plata en la época del auge de la ciudad del Potosí. De plata eran los altares de las iglesias y las alas de los querubines en las procesiones: en 1658, para la celebración del Corpus Christi, las calles de la ciudad fueron desempedradas, desde la matriz hasta la iglesia de Recoletos, y totalmente cubiertas con barras de plata. En Potosí la plata levantó templos y palacios, monasterios y garitos, ofreció motivo a la tragedia y a la fiesta, derramó la sangre y el vino, encendió la codicia y desató el despilfarro y la aventura. La espada y la cruz marchaban juntas en la conquista y en el despojo colonial. Para arrancar la plata de América, se dieron cita en el Potosí los capitanes y los ascetas, los caballeros de lidia y los apóstoles, los soldados y los frailes. Convertidas en piñas y lingotes, las vísceras del cerro rico alimentaron sustancialmente el desarrollo de Europa."

(Eduardo Galeano, "Las venas abiertas de latinoamérica", 1971.)

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