jueves, 10 de enero de 2019

Baltasar de Castiglione, "El Cortesano" [1528]

"El Cortesano", tratado del prócer italiano del Renacimiento Baltasar de Castiglione, escrito en 1524, traducido al castellano tempranamente por Juan Boscán, en 1534, contiene en sus dos capítulos finales, una preciosa disertación amorosa, puesta en boca del poeta, también del Cinquecento, mícer Pietro Bembo, de inspiración neoplátonica, que desarrolla otra de las luminosas advertencias contra el amor sensual, aquel que se nutre de la más básica forma del conocer humano, el sentido, como es nombrado en el tratado, 'el amor loco que el vulgo sigue', que dice,


"Y por esto en una de dos miserias dan todos aquellos enamorados que cumplen sus carnales deseos con sus amigas; que luego en llegando al fin deseado, no solamente quedan hartos y enhadados, mas aborrécenlas de tal manera, que no parece sino que el mismo apetito se arrepiente de su mismo yerro, y reconoce el engaño que el falso juicio del sentido le ha hecho, por el cual creyó que el mal era bien, o verdaderamente quedan en el mismo deso, como aquellos que aún no han llegado al fin verdadero que buscaban, y puesto que por la ciega opinión, que los tiene borrachos, les parezca que en aquel punto sientan placer, como acaece a los enfermos que sueñan en beber en alguna fuente clara, no por eso se contentan ni quedan sosegados y contentos, lo cual no hacen, antes engañados con aquella muestra o semejanza del bien, luego a la hora vuelven a sus desenfrenados deseos; y, con las misma fatiga que primero sentían, se hallan en mitad de la brava y ardiente sed de aquello que en vano esperan poseer perfetamente. Así que estos tales enamorados aman pasando vida congojosa y miserable; porque o nunca alcanzan lo que desean, que no puede ser mayor trabajo, o verdaderamente si lo alcanzan, hállanse haber alcanzado su mal, y acaban su miseria con otra mayor miseria; porque no solamente en el cabo, más aún en el principio y en el medio de este amor nunca otra cosa se siente sino afanes, tormentos, dolores, adversidades, sobresaltos y fatigas; de manera que el andar ordinariamente amarillo y afligido en continas lágrimas y sospiros, el estar triste, el callar siempre o quejarse, el desear la muerte, y, en fin, el vivir en extrema miseria y desventura, son las puras calidades que se dicen ser propias de los enamorados."

(Baltasar de Castiglione, "El Cortesano", 1528.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario