viernes, 25 de enero de 2019

Vivian Gornick, "La mujer singular y la ciudad" [2015]

"De lo que no puedo prescindir es de las voces. En muchas ciudades del mundo, la población está asentada sobre siglos de callejones adoquinados, iglesias en ruinas, reliquias arquitectónicas que nunca han sido excavadas, sólo apiladas unas sobre otras. Si has crecido en Nueva York, tu vida es una arqueología no de estructuras, sino de voces, que también se apilan unas sobre otras, y que tampoco se reemplazan unas a otras."


Como añoro mis paseos por una gran urbe, aprecio los libros que consiguen conectarte a la experiencia de la deriva por una gran metrópoli. En "La mujer singular y la ciudad", la continuación también autobiográfica del excelente "Apegos feroces", Vivian Gornick consigue trasladarte al Nueva York de sus encuentros y desencuentros, sus amores, amistades y escritores inspiradores, con una alegre honestidad que no teme mostrar sus contradicciones.

"Leonard y yo compartimos la política del daño. La sensación, en nuestro interior, de haber nacido en una injusticia social preestablecida. Nuestro tema es la vida no vivida. La pregunta que ambos nos hacemos es: ¿habríamos inventado la injusticia si no hubiera estado ahí ya -él es gay, yo soy la Mujer Singular- para regodearnos en el agravio? Nuestra amistad se centra en esta pregunta. La pregunta, de hecho, define la amistad -le otorga su carácter y su lenguaje- y me ha ayudado a comprender la misteriosa naturaleza de las relaciones humanas corrientes más que ninguna otra relación íntima que yo haya tenido."

(Vivian Gornick, "La mujer singular y la ciudad", 2015.)

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