jueves, 24 de enero de 2019
Deafheaven, "Roads to Judah" [2011]
Sencillamente, no será posible abolir el rencor, la frustración, los celos, el miedo o la ansiedad. La fuerza del resentimiento, la obsesiva presencia de la envidia, los demonios poderosos y fantasmales que corroen la benevolencia de la vida, ¿cómo atemperarlos? ¿cómo purgarlos? ¿cómo vencerlos?, ¿y de dónde surgen? ¿de una humillación imposible de perdonar? ¿de una impotencia que induce a culpar a los otros de las propias cobardías? Hay tantos charlatanes por ahí hablando sobre las fuerzas vengativas del alma. Alguien me dijo hace tiempo durante una época jodida, 'ese rencor es tuyo, haz con él algo que no suponga más dolor para los que amas', en mis peores momentos, intento tenerlo presente. Pero no siempre es fácil, está claro que no siempre es fácil. Escribir, gritar, bailar, caminar, no dejar que la ira se envenene dentro del alma para que siga vigente aquel noble pacto, 'ojala no nos unamos a las hordas de quienes se alegran del daño ajeno'. Y por ahí también entran, como purificación de las bajas pasiones, como expiación de las malas actitudes, como expresión artística de las hordas demoniacas que a veces se asoman, mis discos inolvidables de black metal, como el "Roads to Judah" de Deafheaven. ¿Era el Nietzsche más vital quien lo escribía? 'Levantarse cada mañana pensando, ¿a quién puedo alegrarle el día?' ¿A quién puedo hacerle el día más amable? Hay que purgarse: vivir con rencor es un incordio. Es una tarea cotidiana, una tarea de limpieza. 'Ojalá seamos más poderosos que nuestro resentimiento'.
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