sábado, 19 de enero de 2019

Eduardo de Guzmán, "Aurora de sangre. Vida y muerte de Hildegart" [1972]

Un crimen de infausto recuerdo: el 9 de junio de 1933, Aurora Rodríguez asesina a su hija Hildegart a sus dieciocho años de edad disparándole cuatro balazos. Aurora concibió deliberadamente a Hildegart, sin placer ni deseo, para una finalidad concreta, como proyección científica destinada a realizar una gran obra: la creación calculada de un eficaz agente de la redención de la mujer mediante una severa disciplina y un método estricto de estudio, la forja de la regeneradora de 'las paridoras', instrumento perfecto de lucha que influiría decisivamente en la emancipación, nueva mujer forjadora de nuevas mujeres. Y a esa ambiciosa dirección apuntaba Hildegart, la niña prodigio, teórica de la libertad sexual, de los anticonceptivos, de la emancipación del proletariado y de la mujer, brillante estudiante que a los dieciocho años había cursado los estudios de tres carreras universitarias, escrito quince libros, que era reclamada para impartir conferencias en diferentes puntos de la península. ¿Por qué Aurora asesinó a su hija? Para salvar su obra. Hildegart rompe con la tela de araña materna, le muestra a su madre con rabia el feroz deseo de vivir su vida. Lo cuenta un gran reportaje del periodista Eduardo de Guzmán, "Aurora de sangre. Vida y muerte de Hildegart".


"Que la historia de Aurora-Hildegart haga más fuerte al movimiento feminista requiere no dejarse seducir por el discurso del amo que impone el silencio mortal a quien no le sigue, y atender al elocuente silencio de la víctima. Precisa que percibamos y rechacemos en Aurora el riesgo de locura, de deslizamiento hacia el fanatismo y la irrealidad que la utopía contiene, estirilizando tantas luchas bajo consignas de coherencia. Requiere asombrarse y alegrarse de cómo Hildegart, criada en sumisión absoluta, rompe con una biografía dictada por su amo materno y cuando tiene que elegir entre seguir viva como un títere o la muerte, no duda en decidirse por su autonomía y por la libertad."

(Guillermo Rendueles, "¿Olvidar a Aurora-Hildegart?", 2014?.)


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