miércoles, 30 de enero de 2019

Adelaida García Morales, "El silencio de las sirenas" [1985]

Hay libros que he extraviado y que no sé dónde paran, y hay otros libros que no sé cómo han llegado a mis estanterías. Es el caso del "El silencio de las sirenas" de Adelaida García Morales, una escritora que tuvo un celebrado debut con uno de sus primeros cuentos, "El sur", inspiración de una de las grandes muestras del cine ibérico, la homónima "El sur" de Víctor Erice. Adelaida, ya fallecida, era una escritora enigmática: se adaptó a su tiempo, no desarrolló una exitosa carrera literaria, prevalece en la memoria de unos pocos lectores con radiante aura maldita. "El silencio de las sirenas" se desarrolla en un pueblo de Las Alpujarras, allá por Almería y Granada, y se centra en la apasionada ensoñación amorosa de Elsa, un 'amour fou' que alimenta con intensa y desgarradora soledad, del cual es testigo una sensible maestra rural narradora del destructivo ardor del sentimiento. Una triste y hermosa tragedia.


"Elsa, atrapada en lo que en un principio quizá fuera sólo un juego, había perdido el control. Ahora se hallaba inmersa en un marasmo que la sobrepasaba, enredada en una red que ella misma había tejido pero que ya ni siquiera lograba comprender. Por primera vez me preocupé seriamente y advertí la gravedad de la situación. Ensayaba a solas diferentes discursos para hacerle reflexionar; pero durante los momentos en que me hallaba junto a ella no era capaz de decir ni de pensar nada. La intensidad de su dolor, de su desesperanza, de su amor, todo a un tiempo, me abrumaba. La suya era una historia fracasada ya desde el principio. En ningún momento observé en ella el menor interés en que aquello, fuera lo que fuese, alcanzara alguna manera de éxito. Parecía que su único deseo era el de contemplar, el de ser espectadora de una historia de amor supuestamente suya. Algo así como tirarse al agua sin mojarse. Y mi papel en aquella función era tan forzosamente sensato que llegué a sentirme incómoda. No obstante, en una ocasión decidí intervenir e instarle para que fuese a Barcelona a visitar a Agustín Valdés. Me pareció necesario que tocara la realidad de un personaje que para ella sólo existía plenamente en un espacio imaginario."

(Adelaida García Morales, "El silencio de las sirenas", 1985.)

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